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Los restos mortales de Fray Alejandro de Málaga reposarán en Alpandeire

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Los restos mortales de Fray Alejandro de Málaga reposarán en Alpandeire

Fray Alejandro de Málaga ha sido un fraile capuchino que a los veinticuatro años de edad tuvo la ocasión de conocer a Fray Leopoldo de Alpandeire, un hecho muy esperado por él, con quien mantuvo una estrecha relación y a quien cuidó y acompañó durante sus últimos cuatro años de vida, a partir del momento en que el beato padeciera problemas de salud a causa de una desafortunada caída. La personalidad arrolladora de Fray Leopoldo junto a sus virtudes y a su inquebrantable fe cristiana marcaron profundamente y de por vida a Fray Alejandro.

La voluntad de Fray Alejandro era que sus restos mortales, en vez de ser enterrados en el panteón del Convento de Capuchinos, fuesen trasladados hasta la ermita construida en honor a Fray Leopoldo en Alpandeire, para así poder reposar en el pueblo natal de su Maestro y cerca de Faraján, donde vive su estimado amigo, el escritor José Barragán. Éste ha explicado que “es un misterio la fuerza que ha podido llevar a Fray Alejandro a querer reposar eternamente en Alpandeire, y más aún si se tiene en cuenta que hace diez o quince años trasladó los restos de sus padres, que estaban en Málaga, hasta el panteón del Convento de Capuchinos de Sanlúcar de Barrameda con la intención de ser enterrado junto a ellos”, por lo que se deduce que, sea por el motivo que sea, en sus últimos años de vida cambio de decisión.

El próximo viernes 18 de septiembre la familia de Fray Alejandro llevará los restos mortales del religioso a Alpandeire, teniendo lugar a partir de las 18:30 horas una solemne misa que será oficiada en la Iglesia de San Antonio de Padua y a la que asistirán distintas autoridades eclesiásticas. A su término se trasladarán las cenizas del fraile hasta el cementerio de Alpandeire, donde reposarán hasta el momento en el que finalicen las obras de construcción de la ermita. En este sentido, José Barragán ha reconocido que Fray Alejandro, junto con la Plataforma Nuevos Amigos de Fray Leopoldo, ha sido el gran promotor para la construcción de esta ermita en honor al beato, ya que desde el primer momento participó, apoyo y se involucró en el proyecto.

Fray Alejandro de Málaga fue un hermano capuchino que nació en el malagueño barrio de El Perchel en 1928 y falleció el pasado 7 de julio en Jerez de la Frontera. En su juventud se trasladó a Granada para volver tiempo después a su tierra natal y más tarde ingresar en el Convento de Capuchinos de Antequera. Posteriormente fue destinado a distintos conventos en Córdoba, Granada, Sevilla, Sanlúcar de Barrameda y Jerez de la Frontera.

Por otro lado, a lo largo de su vida religiosa el fraile capuchino también desarrolló con maestría distintas disciplinas artísticas. Como ha indicado José Barragán, “Fray Alejandro destacó con las manos y con la palabra, ya que era un ceramista extraordinario, un pintor maravilloso y un escritor creativo”. Fue belenista y recibió algunos premios por esa labor y pintó con gran detalle, entre otros, el rostro del Santo Cristo de la Espina. Su gran obra, que le llevó seis o siete años de su vida, fue la creación del Museo Mariano de Sanlúcar de Barrameda, que acoge esculturas realizadas en arcilla de 51 patronas españolas, imágenes que fueron creadas gracias a la ayuda de algunos colaboradores. La creatividad del religioso también tomó el camino de la palabra, siendo muestras de ello una veintena de poemas manuscritos dedicados a Fray Leopoldo que junto a un libro inédito de poesías envió a su amigo José Barragán u otra obra que publicó la orden de Capuchinos.

En la actualidad existe un buen número de personas que ya han expresado su deseo de que se inicie tan pronto como sea posible el proceso de beatificación de Fray Alejandro y Barragán ha asegurado que se ha marcado como propósito publicar la biografía de este querido fraile capuchino. Además, el escritor ha manifestado sentirse orgulloso de su estrecha amistad con Fray Alejandro, que le ha legado fotografías, manuscritos originales y diapositivas y con quien compartió enriquecedoras charlas. Juntos escribieron el libro Secretos de Soledad, una obra que está compuesta de una serie de relatos epistolares que forman parte de la correspondencia que durante años se enviaron los amigos.